domingo, 29 de marzo de 2020

Voy a quedarme un poco acá, cuidarte siempre a vos en la derrota hasta el final


A veces me siento transparente
como la linfa, como una corriente de agua
fría solitaria, asustada y débil
a la que no he podido enfrentarme sola.
Ese gigantesco océano que me rodea,
me aprisiona y no me deja en paz,
los días que me siento fuerte
recorro sus orillas, pero no me atrevo
a nadar dentro de él; no obstante,
con tu ayuda he logrado, incluso
embarcarme en él durante días.
A veces, te dejo tomar el timón
y me lanzo a nadar un rato
con la seguridad de que si algo
me sucede, vos vas a ser mi salvavidas.
Pero no quiero que lo seas para siempre
(ya lo has hecho demasiadas veces),
tengo que aprender a sostenerme sola,
quiero que me enseñes a salir a flote
cuando la marea esté turbia.
Vos podrías enseñarme a tener
esas ganas de nadar siempre,
esas ganas de hacerlo todo bien.
Podrías enseñarme a incandescer
mi océano que es muy profundo,
lo sé porque me he ahogado allí
y desde entonces, no soy igual de segura.
Y creo que hasta podríamos aprender
a amar ese océano, esa parte que no brilla,
que nos parece tan lejana, pero en la cual
hasta podríamos divertirnos nadando.
El cielo y el agua siempre
se encontrarán en algún punto,
eso sucede con la lluvia que a mí
me atrapó y no me dejaba de mojar;
cuando todos decían "miren, esa chica
no para de llover", llegaste vos a besar
mi cuerpo empapado y regalarme
tu abrigo para secarme junto con
un abrazo sonriente.



miércoles, 11 de marzo de 2020

Locura transitoria




Te descubres y dejas ver tu piel.
Juro que no me canso de verla.
No me canso de ver y tocar
esa espalda repleta de constelaciones
que está siempre tan fría... fría tanto
como para amarla por ello,
me he cansado de decirlo: amo el frío.

El frío ama llegar por sí solo,
no solo con las estaciones,
sino también con tu ausencia.
Te he contado los lunares centenares
de veces, mereces que los cuente.
Me gusta besar tu piel fría
e intentar descifrar
cómo es que me da tanto calor.
Las tardes de otoño pasan
y las hojas de los árboles se van,
y con ellas el calor que me brindas.
Si irme significa que pasaré frío
el resto de mi vida,
no quiero moverme de acá.